26 de octubre de 2020

Cómo comenzó la idea de escribir un libro


     Siempre había soñado con escribir un libro, imprimirlo y que la gente pudiera leerlo. Pero, para mí, eso era una idea platónica, algo hecho por personas superiores capaces de crear historias de la nada, que hacen soñar y también perder el sueño, y mantener el suspense para que los lectores nos quedáramos enganchados a ellas durante horas. Eso era fascinante y solo podía hacerlo gente de tal categoría. Para mí era algo inalcanzable.  

    Me gustaba mucho escribir. Desde pequeña he tenido diario, y ahora me alegro, porque no recuerdo ni la mitad de las cosas que hay escritas, de hecho, si no fuera porque reconozco la letra, diría que ese diario no es ni mío. Aparecen nombres de chicos de los que estaba super enamorada y sufriendo con el alma en pena, y ahora, ni estrujándome el cerebro y sacándole zumo, podría recordar de quién narices hablaba. ¿Os ha pasado? No me gusta leerlo, solo hay días de rabia, incomprensión, desamor, miedo y tristeza. Si empezara a escribir de nuevo en él, hablaría de cosas más positivas, para no recordar siempre lo malo. Pero era una forma de terapia, lo escribía y lo olvidaba en mi cabeza. Como el que sube un documento a la nube y lo borra de la memoria del móvil, pues eso hacía yo con mi mente y el diario.  Escribir te desahoga, es una liberación. Es como arrancarte del alma todo lo malo y dejarlo pegado en un papel para que no vuelva jamás al cuerpo. 

    No sé si el libro que estamos escribiendo nacerá algún día y si podréis leerlo, pero una de nuestras mayores ilusiones es ver ese libro sostenido por las manos de alguien que no puede despegar sus ojos de nuestras fantasías. Pero, he de decir que no es un trabajo fácil. Un libro no nace  de un escritor inspirado una tarde. Un libro es mucho más. 

    Pero, para empezar esta sección que llamo "escribiendo", me gustaría empezar por el principio:


De dónde salió la idea de escribir un libro

    La idea de escribir un libro comenzó una tarde de mayo del 2020, en plena pandemia por el COVID19, cuando aún estábamos confinados y no había mucho que hacer en casa sino era ver NETFLIX y leer. Juan y yo pusimos una película de terror llamada "Ghostland", en ella una de las protagonistas es una escritora, y no me digáis cómo pero no llevábamos ni diez minutos de la película cuando nos pusimos a hablar de la idea de escribir un libro entre los dos. La verdad es que tenemos bastante imaginación. ¿Por qué no? Sería algo con lo que entretenernos para acabar con las horas aburridas del confinamiento. Algo para divertirnos. 

    Empezamos con explosión de ideas. Teníamos claro que queríamos hacer un thriller. Nos gustan demasiado, tanto en libros como en películas y documentales, no podíamos escribir otra cosa. La primera historia que creo que imaginamos iba sobre un vecindario americano donde había un secuestro, pero luego el escenario fue cambiando para llevarlo a algo más cercano para nosotros como un edificio de vecinos. Después, la idea del confinamiento nos parecía muy buena para crear esa claustrofobia e involucrar solo a los vecinos y no personajes exteriores. Pero no queríamos darle mucho importancia a la pandemia dentro del libro, ya teníamos bastante con lo que estábamos pasando en la vida real como para meterlo en la ficción, así que solo se situaría en ese momento en el tiempo y aprovecharíamos las ventajas para una novela de suspense. Incluso algunos de los personajes del vecindario tienen característica de los nuestros, y así, los personajes se iban formando solos. Nos pasamos horas imaginando y preguntándonos: ¿y si... esto? ¿y si... lo otro? Lo pasamos muy bien. Pero pasados los días íbamos creando la historia en nuestra cabeza, pero no escribíamos. Teníamos que sacar el portátil que lo usábamos solo para cosas necesarias, ya que estaba bastante viejo y para trabajar con él teníamos que encenderlo y dejarle al menos media hora (y no exagero) para que nos dejara al menos mover el ratón. Horrible. Daba pereza encenderlo porque sabía que iba a terminar perdiendo la paciencia. Se pasaba más rato bloqueado que otra cosa. Pero aún así, recuerdo a Juan diciendo: "Si no empezamos nunca, no lo vamos a escribir" mientras ponía el portátil encima de la mesa del comedor y lo enchufaba en la red.  Así que fue él, mi empujón. Quien me animó a escribir y quien se sentó primero a crear los primeros párrafos. Fue quién me mostró que yo también podía escribir un libro y podía cumplir un sueño más y lo que nunca me había imaginado era que sería junto a él. 

    Y así, comenzamos a escribir los primeros capítulos que fueron fluyendo entre uno y otro. Surgieron muchas dudas a la hora de escribir, incluso de gramática, ¿de dónde salían los guiones para los diálogos?, ¿ponemos bien las comas?, ¿tal palabra no lleva tilde ahora? etc. He leído cientos de libros, pero cuando te pones a redactar surgen muchas inseguridades. Y no sólo eso, también nos preguntábamos como quedaría mejor el tiempo de novela, ¿en presente o en pasado?, y el narrador ¿sería omnisciente o en primera persona? Al final, me sumergí en un mar de dudas y empecé a navegar por diferentes blogs y videos de Youtube para pescar algún consejo que nos ayudara a continuar. Y ¿sabéis que consejo obtuvimos en común? Pues algo muy sencillo, simplemente, debíamos seguir escribiendo. Si malgastábamos el tiempo colocando los guiones o decidiendo donde poner la coma cuando la inspiración brillaba, al final terminábamos aburriéndonos y apagando a la musa. Y tiene toda la razón, es un primer borrador, ya tendremos tiempo de corregir. 

    Otra de las razones que nos hizo continuar fue la respuesta asombrosamente positiva que obtuvimos de nuestro círculo más cercano al leer los primeros capítulos. Parece que les gustó y eso nos animó a seguir escribiendo para enviar nuevos capítulos. Hasta llegado un momento en el que decidimos no mandar más hasta terminar el primer borrador, porque según avanza la historia se hacen muchos cambios y no queremos marearlos. 

    Y aquí seguimos, hemos tenido algún parón que otro, pero la historia continúa. Llevamos ya 50.000 palabras escritas. Nuestra idea es llegar a unas 80.000 o 90.000 y luego ya borraremos, siguiendo los consejos de John Verdon, "Cuando creas que tienes el manuscrito final, quítale 10.000 palabras".  Pero ya hablaré de estos consejos que he encontrado más detenidamente otro día y os contaré más cosas de esta escritora novel en apuros y lo que vamos descubriendo por el camino. 

     Espero que os haya gustado este post. Y a los que no os atrevéis a escribir o cómo empezar os doy todo mi apoyo. No olvidéis suscribiros si os gusta lo que leéis y recomendarlo a vuestros amigos. 

¡Feliz día! 

    

    


     

2 comentarios:

  1. Hola preciosa,

    Me ha gustado mucho tu entrada. Leer el «por qué» y el «desde cuando». Ojalá terminéis un día ese manuscrito para poder leerlo.
    Escribes muy bonito ❤️ Te mando un beso,

    Bea Blumen

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  2. Ohhh qué ilusión me hacen tus palabras! Tú si que eres bonita! 😘 Al menos lo intentaremos acabar, y esperemos que os guste. Un besote fuerte!

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